• de otros lados
    domingo, 12 de noviembre de 2006
    En vez de gritar.
    El sueño no ha venido, después de tomar once, de dos discos de Flairck, de cambiar las sábanas y de miles de frenéticas revisadas de todos los correos, fotologs y blogs que pude recordar. Tampoco vino después de una leche tibia, de dos intentos por leer Viktor Frankl, uno de leer de terapia familiar, uno de leer Harry Potter y uno de ver por milésima vez El Retorno Del Rey. No vendrá ahora que me he resignado a escuchar Explosions In The Sky, a teclear sin rumbo y a este temblor que me sacude por dentro y no me deja estar quieta por un instante.

    (Gah. Eso último casi sonó a un texto de mi personaje en Cariño Malo.)

    Desde las tres de la tarde que no hablo con nadie. Son como las dos de la mañana, ahora.

    Por un lado me desconcierta, no soy el tipo de persona que tiene insomnio a menudo, y cuando me ocurre, es más bien del tipo despertar-a-las-cinco-de-la-mañana. Por otro lado, no es de extrañar; sé perfectamente lo que me ocurre, aun cuando no quisiera saberlo.

    No hay palabras en mí para las cosas importantes. Y para las banales, no vale la pena molestarse. Aún así quisiera tener más palabras como flechas, como espadas, como pasos silenciosos que acecharan este embrollo de hilo negro, lo rodearan lentamente, lo miraran, lo desnudaran, y lo clavaran en una frase brillante y despiadada. O mejor todavía, lo desenredaran.

    Pero mis palabras no tienen ese poder, lo sé.

    Sólo queda buscar las ajenas.

    Tengo una fila de rostros que me miran, dentro de mi caja torácica.
    (“No escribas con sangre de tu corazón, ¡qué nos importa tu corazón!” Vicente Huidobro.)

    Tengo unas manos que extraño, debajo de la piel.
    (“Poco importa burlar brazos y pecho, si te labra prisión mi fantasía” Sor Juana Inés de la Cruz.)

    A mí me importa, Vicente.

    Y sí importa, Juana.

    Seguiré temblando.

    Han puesto rejas en las ventanas de mi casa, Peter Pan ya no podrá entrar. Mejor así. A ver si hay alguno que no tenga miedo ni de la sangre, ni de la luna, ni de la bruja.

    A ver si hay alguno que no tenga miedo.
     
    dijo Tuilinn a las 01:43 | link | 2 notas al margen